Hito Rosado: el Vino más atrevido de José Moro conquista las terrazas de Madrid este verano
Cepa 21 ofrece una versión diferente de la uva tempranillo en línea con el carácter transgresor de la casa
Bodegas Cepa 21 presenta esta referencia como la opción perfecta para disfrutar en las terrazas más cool de la capital; con Hito Rosado, José Moro, presidente de la bodega, ofrece una versión diferente de la uva tempranillo en línea con el carácter transgresor de la casa
Lobbo, Monterrey, Orgaz Madrid, Nômâda, No me llames Dolores, Wellington Hotel & Spa Madrid y Casa Julián son algunas de las terrazas de la capital en las que se puede disfrutar de este vino joven y frutal —que le da ese matiz goloso—, pero con el sello del inigualable terroir vallisoletano
Este vino rosado D.O. Ribera del Duero, destaca por su color, aroma y frescura, además de por una notable elegancia y una complejidad propias de la variedad tempranillo; cuenta con una acidez equilibrada que invita a volver a beber tras un paso fresco y fácil por boca
El verano es, sin duda, para vivirlo en una terraza, sobre todo cuando, como en Madrid, el mar pilla más lejos de lo que nos gustaría. Es el oasis más buscado y solicitado, el espacio perfecto para refrescarnos ante el sofocante calor y el lugar más especial para compartir momentos con amigos y familiares. Vinculado de manera inexorable al disfrute y a esos instantes por los que merece la pena brindar, Bodegas Cepa 21 conquista con su vino más veraniego y goloso las terrazas de Madrid. José Moro, presidente de la bodega más transgresora de Ribera del Duero, propone Hito Rosado, una referencia única para hacer de estos momentos algo inolvidable y, por supuesto, en entornos de excepción.
Con un paso fresco y fácil por boca, Hito Rosado se perfila como el perfecto anfitrión de esos días de terraza, donde se busca desconectar y disfrutar del ambiente estival. El rosado D.O. Ribera del Duero destaca por su cautivador color, aroma y frescura, además de por una notable elegancia y complejidad propia de la variedad tempranillo. La de 2022 es la última añada lanzada al mercado de este vino, elaborado con las mismas uvas de grandes tintos de la casa, pero sin ninguna crianza y manteniendo la finura y sutileza de la uva tempranillo. Respecto a su nombre, la palabra hito significa poste de piedra, a veces labrada, que sirve para indicar la dirección o la distancia en los caminos o para delimitar terrenos.
Pese a su juventud, caracterizado por ese matiz frutal, y ciertamente goloso, tiene un fuerte carácter que refleja la impronta del terroir vallisoletano y la personalidad de su creador, José Moro. «Hito Rosado es pura expresividad, un vino frutal y floral perfecto para esta época del año. La variedad Tempranillo brilla en cada copa y refleja el alma de nuestros viñedos. Estamos ante un vino fresco a la vez que muestra calidez y atrevimiento. Es un rosado con desparpajo que invita a beber », explica José Moro. Y es que Bodegas Cepa 21 es un reflejo de la parte racional y emocional de José Moro; fusiona la experiencia vitivinícola con una arquitectura moderna y vanguardista. Con José Moro al frente, este proyecto nace de su pasión y saber hacer, siempre en busca de vinos de una calidad excepcional y con una protagonista indiscutible, la variedad tempranillo. La búsqueda de la excelencia le ha valido al bodeguero y a sus vinos el reconocimiento nacional e internacional por parte del sector.
LA COPA MÁS ELEGANTE DEL VERANO
Con Hito Rosado como el vino ideal para el verano, José Moro brinda una versión diferente de la uva tempranillo en línea con el carácter rompedor de su proyecto vinícola. Siete establecimientos señeros de la capital, y sus populares terrazas, no han querido perder la oportunidad de contar con el que es el vino más particular de Bodegas Cepa 21:
• Lobbo (Gabriel Lobo, 11. Madrid). El espacio de moda en la capital, donde diseño y vanguardismo se dan la mano para crear una atmósfera única en la que disfrutar de una cocina de mercado y raciones para compartir.
• Monterrey (Severo Ochoa, 3, local 1. Las Rozas de Madrid). La frescura es el hilo conductor de este restaurante, que se percibe tanto en la máxima calidad de los productos empleados en cocina, como en la viveza de la vegetación que inunda cada rincón.
• Orgaz Madrid (Avda. de los Andes, s/n, esquina con avda. Arroyo del Santo. Madrid). La cocina tradicional elaborada al detalle bajo la premisa de sabor, calidad y producto caracteriza a este local.
• Nômâda (Serrano, 41. Madrid). Fiel a su esencia viajera, en esta jaima urbana los exploradores más atrevidos pueden disfrutar de los sabores, los olores, los colores y las músicas del mundo en torno a la mesa.
• No me llames Dolores (Príncipe de Vergara, 280. Madrid). Este restaurante y su terraza ofrecen platos auténticos cargados de sabor firmados por el chef José Rodríguez de León.
• Wellington Hotel & Spa Madrid (Velázquez, 8. Madrid). El que es uno de los hoteles más lujosos de la capital
destaca por su terraza de ensueño. Situada en la séptima planta del hotel y bajo el nombre The Wellington Club es un espacio exclusivo, íntimo y acogedor, que se ha convertido en el lugar privilegiado tanto por sus vistas como por su elegante interiorismo.
• Casa Julián (Don Ramón de la Cruz, 12. Madrid). Este restaurante propone una vuelta a los orígenes, con el mar y la tierra marcando el ritmo de su oferta culinaria. José Fermosell junto a su hijo Sergio Fermosell están al frente de esta cocina castiza.
Situada en el pueblo de Castrillo de Duero, en Valladolid, Cepa 21 tiene como objetivo elaborar vinos de altísima calidad y cuidar al detalle todos los elementos que intervienen en la vinificación: desde la selección del terruño y la uva hasta un control pormenorizado de los procesos en viñedo y en bodega. El edificio, elegante y sobrio, está perfectamente integrado con el paisaje y equipado con la más moderna tecnología. Por su situación geográfica, domina un paisaje de cincuenta hectáreas de viñedo propio plantadas con cepas centenarias de la variedad Tinto Fino, una de las más puras del clon tempranillo. Suelos propios de Ribera del Duero, altitudes y pendientes y una filosofía de trabajo que no utiliza ningún tipo de producto residual en la plantación dan como resultado vinos con toda la tipicidad de Ribera, eso sí, pasada por el crisol de la revolución vitivinícola de los últimos años.