Los economistas internacionales alertan de que el riesgo llegará en 2022, cuando Alemania y los países del norte empiecen a virar hacia la austeridad: “Entonces, a España le será muy difícil presentar déficits muy elevados”
Caída del PIB histórica. Subida histórica de la tasa de ahorro, del déficit, de la deuda. Desplome del consumo: histórico, cómo no. La tentación de desayunar cada mañana con un nuevo fenómeno histórico devalúa ese término, pero la economía española ha sufrido dos reveses memorables en 10 años. El país de aquel arrogante milagro económico se despertó en 2010 con el estridente pinchazo de una superburbuja. En 2020 la crisis fue de una naturaleza distinta: un shock externo, la pandemia. España fue uno de los países más afectados y sufrió una de las recesiones más profundas. El consejo asesor de Economía rebaja el optimismo del Ejecutivo para 2021. Y hasta media docena de expertos internacionales coinciden con una mirada relativamente pesimista sobre España. Recalcan que la economía española es un caso digno de estudio, por el batacazo sufrido. Subrayan que el Gobierno se la juega con la gestión de los fondos europeos. Y apuntan que la potencia de la recuperación depende de la vacuna y de la gestión de la incertidumbre.
Desde fuera, los economistas consultados miran a España como un caso extremo de cómo la pandemia afecta negativamente a la economía. Y son razonablemente negativos: “El desplome de la economía española es el mayor de la eurozona, y la situación fiscal va a ser peor; soy pesimista, pero no demasiado pesimista mientras el BCE y Bruselas no se equivoquen. España se va a beneficiar más que la media si las vacunas son efectivas”, resume Paul De Grauwe, de la London School of Economics. Pero sobre todo “España no puede fallar con los fondos europeos”, apuntan tanto De Grauwe como varios de los expertos consultados.
Los economistas españoles ponen el acento en las vacunas, en el uso de los fondos de la UE y en la necesidad de hacer reformas. Pero fuera de España el mil veces prometido cambio de modelo de la economía preocupa menos que la pura y simple salida del hoyo. “El Gobierno español ha hecho más o menos lo mismo que en todas partes. Algo menos, porque en general los países más endeudados han sido más tímidos a pesar del BCE. Para los dos próximos años todo depende de la efectividad de las vacunas, del activismo del banco central y de que los fondos europeos sean algo más que una idea maravillosa cargada de simbolismo: me temo que su estructura, su exceso de politización y burocracia difícilmente van a apoyar la recuperación a corto plazo, que debe ser la prioridad”, asegura Charles Wyplosz, del Graduate Institute de Ginebra. “El peligro es que algunos Gobiernos se obsesionen con la deuda pública demasiado pronto y estropeen la recuperación”, añade como aviso a navegantes.
Lorenzo Codogno, exsecretario del Tesoro italiano, traza un paralelismo entre Italia y España ante la posibilidad de que una recuperación asimétrica en Europa ponga la lupa, una vez más, sobre las grandes economías del sur. “La respuesta de política económica europea ha sido mucho más sólida que en crisis anteriores. Con los tipos bajo cero y el BCE comprando deuda las posibilidades de una crisis soberana son nulas en 2021 y reducidas más adelante, pero en algún momento las condiciones financieras se normalizarán, y en ese momento se verán las debilidades estructurales de cada país. España, como Italia, tiene una oportunidad única para poner orden en esas debilidades. Si no lo hacemos, los problemas pueden ser enormes en un futuro no muy lejano”, advierte.
La vacuna, clave
Michael Pettis, de la Universidad de Pekín, subraya que no tiene mucho sentido hacer previsiones para 2021, “porque absolutamente todo depende de las vacunas”. Y el historiador económico Barry Eichengreen, de Berkeley, extiende la incertidumbre “no solo a las vacunas, sino a su efectividad si aparecen nuevas mutaciones del virus, y sobre todo al porcentaje de población que querrá vacunarse voluntariamente”. Eichengreen recuerda que en torno a una quinta parte de los españoles tiene dudas al respecto. Si esas incógnitas se resuelven, la media docena de economistas consultados son optimistas sobre la recuperación española. “El consumo volverá a medida que la situación sanitaria vuelva a la normalidad. Y el turismo volverá. Y si la confianza vuelve, España lo tiene fácil para crecer desde tan abajo”, asegura Pettis, tras una contracción del PIB que probablemente superó el 10% el año pasado.
El otro desafío es la dirección de la política económica europea. Bruselas suspendió las reglas fiscales y aprobó un fondo de recuperación multimillonario en la fase más aguda de la pandemia; el BCE, tras un error inicial, ha apretado el acelerador de la política monetaria. El problema llegará si el norte y el centro de Europa se recuperan más rápido y presionan para normalizar las políticas fiscal y monetaria, algo que puede empezar a suceder en el último tramo de 2021 y, sobre todo, a lo largo de 2022.
Y ahí nadie las tiene todas consigo. “La UE ha sido pragmática, pero tiene dificultades para mirar al horizonte. El fondo de recuperación fue lo mínimo imprescindible para evitar una crisis en primavera. El problema no va a ser que Alemania y Bruselas empiecen a pedir recortes a España, incluso a Francia. El problema es que en 2022 Berlín va a aplicarse sus propias normas. El freno del déficit lo tiene en su Constitución: si Alemania, Países Bajos y el norte vuelven a la austeridad, a España le será difícil presentar déficits muy elevados”, vaticina Wolfgang Münchau, director del think tank Eurointelligence. “La presión será indirecta, pero muy fuerte. Incluso si el BCE sigue comprando deuda, lo más probable es que entonces España se autoimponga también la austeridad demasiado pronto”, cierra Münchau.
Calviño mantiene que el PIB crecerá en torno al 7% en 2021
El Gobierno sigue confiando en un fuerte rebote del PIB en 2021. Nadia Calviño, vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, aseguró este lunes que mantiene para el año que viene una previsión de crecimiento “en el entorno del 7%” pese al aumento de contagios, en línea con el escenario central del cuadro macroeconómico presentado en octubre. Ahí se contempla un alza del 7,2% en 2021, aunque las previsiones enviadas a Bruselas elevan el pronóstico al 9,8% si se gastan todos los fondos europeos.
En una entrevista en la cadena SER, Calviño defendió los pronósticos del Gobierno alegando que “todos los riesgos” identificados cuando se diseñaron las previsiones “han evolucionado de forma positiva”. Entre ellos, destacó la rapidez en la llegada de la vacuna, la reducción de las tensiones geopolíticas o el acuerdo para desbloquear los fondos europeos. “Tuvimos un rebote muy intenso en el tercer trimestre” de 2020, dijo, y “todos los datos apuntan a que el signo positivo se mantuvo en el cuarto”. Aun así, reconoció que el momento sigue siendo “muy complejo, marcado por la incertidumbre”. “Todavía tenemos por delante semanas y meses muy complicados”, agregó.
Calviño señaló que el Gobierno espera que a partir de febrero parte de la población esté inmunizada, y que a lo largo del segundo trimestre se pueda ir recuperando “esa normalidad perdida” en un escenario que “permita mantener el pulso y la actividad económica”. “Tenemos que evitar que esto tenga un impacto estructural de más larga duración, y sobre todo tenemos que evitar que resulte en un agravamiento de la desigualdad”, subrayó.