No hemos dejado los centros a finales de junio como en otras ocasiones, sino que salimos a mediados de marzo para continuar el curso de manera online por seguridad sanitaria.
En estos meses, alumnado, familias y docentes, en muchas ocasiones, hemos tenido una curva muy rápida de aprendizaje en herramientas, entornos y servicios digitales, fundamentalmente porque la necesidad es la madre de todos los inventos. Y teníamos una necesidad.
Ahora, ante la incertidumbre de la vuelta a los centros educativos, de si vamos a tener educación mixta, totalmente presencial o totalmente online, dependiendo de las comunidades autónomas, es crucial el papel de las familias frente a cómo la tecnología educativa puede ayudar a lograr que el alumnado sea digitalmente más competente y esté mejor preparado para cuando el año académico 2020-2021 llegue, en la modalidad que llegue.
En ese papel de las familias se deben tener en cuenta varios factores:
Compromiso: las familias, más que nunca, han de comprometerse activamente con el aprendizaje de sus hijos e hijas. Deben participar de y en comunidades de aprendizaje o conectando con agentes externos que les orienten sobre cómo aprovechar las oportunidades que les brindan las tecnologías digitales.
Todo ello, con el fin de que mejoren los resultados, así como para potenciar el talento de sus hijos e hijas, involucrándose en actividades de carácter práctico, de exploración, de investigación y de resolución de problemas más o menos complejos, dependiendo, claro está, del nivel educativo que cursen.
Alfabetización informacional y mediática: las familias pueden y deben contribuir a que sus hijos e hijas puedan articular necesidades de búsqueda y de gestión de la información y de recursos y materiales educativos, obtenidos de entornos digitales y de fuentes confiables, ayudándoles a analizarlos, organizarlos, procesarlos, recuperarlos y filtrarlos de manera crítica, rigurosa y contrastada.
Especialmente en Educación Primaria es fundamental que los estudiantes sepan navegar de forma segura y que aquello que obtengan de la red sea acorde a su edad.
Aprendizaje autorregulado: las familias deben conocer el desarrollo cognitivo, emocional y físico de sus hijos e hijas, así como las condiciones óptimas para que puedan aprender mejor.
Tienen que anticiparse de modo efectivo a sus dificultades en los procesos de aprendizaje y saber gestionar su tiempo y ritmos, ayudándoles a planificarse y a seguir itinerarios y objetivos de aprendizaje personales. Y deben hacerlo con la mediación de las tecnologías digitales, que consoliden su autonomía como personas que aprenden, compartiendo ideas y aportando soluciones creativas.
Corresponsabilidad, retroalimentación, reflexión y planificación: las familias han de implicarse en la cultura del pensamiento y la evaluación atractiva y motivadora de sus hijos/as, aportando retroalimentación positiva y promoviendo la metacognición. Deben usar el potencial de las tecnologías digitales para ello, de cara a ser corresponsables de la evaluación de sus hijos e hijas para la mejora de su aprendizaje.
También comprendiendo las evidencias que los docentes les proporcionan para tomar decisiones respecto a las necesidades, talentos y retos académicos de sus hijos e hijas, así como respecto a su futuro.
Diseño, creación y cocreación de materiales y recursos: las familias han de contribuir a que sus hijos e hijas puedan diseñar, crear, y cocrear materiales y recursos digitales en una amplia variedad de formatos, y a que puedan expresarse creativamente a través de diversos medios digitales.
Estos medios los usarán para adquirir conocimientos, de acuerdo al currículo, que les ayuden a desarrollarse competencialmente, con autonomía, hasta convertirse en personas digitalmente creativas, críticas y reflexivas.
Networking, intercambio y colaboración: las familias pueden colaborar y comunicarse en red para promover el aprendizaje ubicuo por parte de sus hijos e hijas, sabiendo qué estrategias, medios y canales de intercambio y colaboración utilizar según la función que cumplan.
Además, deben promover entre sus hijos e hijas la utilización de entornos digitales para la comunicación, la creación de redes, la colaboración, el trabajo en equipo y el intercambio en contextos conectados, conociendo, promoviendo y aplicando las normas adecuadas de conducta en redes, medios, entornos y canales digitales.
Existe un amplio abanico de sitios desde los que obtener materiales, juegos y multitud de recursos con los que los niños y las niñas pueden mejorar sus capacidades digitales y en los que las familias se pueden apoyar para ayudarles:
Educación Infantil y Primaria
Un verano emocionante (Caixa Proinfancia).
Acompáñalos a leer (Combel).
Code.org (para aprender programación).
ESO y Bachillerato
STEMByMe (Programa para fomentar las vocaciones STEM a partir de los 14 años).
Los cursos gratuitos de la Universidad de Harvard.
Recursos para el aprendizaje en línea (Ministerio de Educación y Formación Profesional).
Catálogo Blink Learning (para Secundaria).
Virtual Expeditions (de Google).
El acompañamiento de las familias es tan importante como el propio derecho a aprender de los estudiantes. Ha llegado el momento de sumergirse de lleno en las tecnologías para poder estar al día sobre lo que ocurre en clase. Pero muchos alumnos y alumnas no pueden solos. Y la tecnología es ahora más importante que nunca. ¿Están las familias preparadas para prestarles ayuda?
Mª Jesús García San Martín
Coordinadora académica de la Escuela de Profesores de UNIR
UNIR - Universidad Internacional de La Rioja
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