Las pinturas rupestres del barranco de la Valltorta pertenecen al denominado Arte Rupestre Levantino, declarado Patrimonio de la Humanidad
Tírig es un pequeño pueblo situado al norte de Castellón, compuesto por casas rurales sencillas y rodeado de almendros y olivos, bosques de pino y construcciones de piedra en seco. Su importantísimo valor cultural y ecológico comenzó a forjarse durante el Mesolítico, en las cuevas y abrigos que rodean el término municipal y donde todavía se puede apreciar las pinturas rupestres en las que aparecen escenas de caza y vida cotidiana de los pobladores. Sin duda, uno de los tesoros culturales de la Comunitat Valenciana. El barranco de la Valltorta es un paraje del Maestrazgo, austero y dominado por paredes y abrigos. Un lugar ideal para la caza. Eso pensaron nuestros antepasados, los pobladores del final del Paleolítico y del Neolítico, que dejaron en las cuevas y abrigos escenas de la vida cotidiana, de sus creencias y mitología. Estas pinturas rupestres pertenecen al denominado Arte Rupestre Levantino, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El Museu de la Valltorta, situado en la localidad, divulga este impresionante legado cultural.
La visita al barranco de la Valltorta depara un doble interés. Además de las pinturas rupestres, la zona está salpicada por sistemas tradicionales de explotación agrícola y ganadera, de los que conserva interesantes vestigios arquitectónicos como barracas, cenias y azagadores