El café puede ser un buen remedio para combatir el abatimiento del síndrome post vacacional
Las propiedades del café son muy valoradas cuando se sirve en invierno, en una taza, a temperatura ambiente. El aroma y el sabor, son dos virtudes que nunca pasan desapercibidas por el cafetero de oficio. Pero ¿qué hay del verano? ¿tenemos que conformarnos con cualquier cosa cuando pedimos café frío en las terrazas o en los chiringuitos de la playa? Ni siquiera en verano los tostadores de Cafés Marqués quieren decepcionar a sus compradores.
En España especialmente, el consumo de café en los meses estivales es bastante alto. Lo tomamos en vasos de hielo, en granizados, en batidos y en helados, y los expertos coinciden en que el aroma y su efecto reconfortante no desaparecen, al contrario, perviven mejor que en la taza hervida, ya que al calentarlo, muchas de las propiedades del café se “volatilizan”. Además, si se sirve frío, ayuda a la digestión y daña menos el esmalte de los dientes. José Ávila, gerente de Cafés Marqués, añade que puede combatir el síndrome postvacacional, el periodo depresivo que sucede a la vuelta de vacaciones. También, si queremos reanimar al cuerpo abrumado por el calor, el café puede mitigar el cansancio. Previene enfermedades neurodegenerativas y el consumo ideal oscila entre las 2 y las 5 tazas al día, recomienda José.
Independientemente de la estación en que se consuma, estos maestros tostadores no cejan en su empeño de perseguir la mejor calidad. Para ello, desde 1928, año en que se abrió esta empresa familiar, sólo se limitan a poner en el mercado café natural, extraído de la especie arábiga. Plantaciones repartidas por América Latina, en países como Colombia, Honduras, Guatemala y Nicaragua, envían periódicamente remesas de éste producto, que ellos se encargan de tostar con sumo cuidado. Bastan, según explica José, entre 10 y 15 minutos de tueste y 24 horas de reposo, para poner los embriagadores granos listos para la comercialización. Un 20% de cuerpo pierde el café cuando se somete al tueste, lo que significa que de cada kilo importado, venden 800 gramos, una caída del rendimiento para que así conserve sus aromas.
En cambio, los cafés de torrefacto, negros y dulzones, pierden las propiedades del café arábigo. El torrefacto utiliza sucedáneos del azúcar, como la melaza, para, en teoría, conservar durante más tiempo las propiedades del café e intensificar su sabor. Pero esto se confunde, porque elimina el sabor auténtico del café, afrutado y amargo a la vez. Los distribuidores de Cafés Marqués batallan con ellos, ya que esta variedad se consume mucho en España y en Portugal.
Ellos evitan añadir cualquier extracto. Son fieles a los distintivos de calidad que les llevaron al éxito desde el principio y están convencidos de que los métodos artesanales no se pueden reemplazar. Prueba de ello, es el comentario que espeta José cuando se le pregunta si están informados de las ventajas que reportan las nuevas tecnologías, y responde, sin titubear, “llevamos informados desde 1928”, algo que el cliente puede comprobar si acude a su tienda de la Calle Sueca nº58, para comprar café y además degustarlo in situ si lo prefiere.