Aguado denuncia “el silencio y la pasividad cómplice que está concediendo Bruselas hacia países terceros que no son capaces de garantizar una mínima seguridad sanitaria de los cítricos que envían a la UE. Ante casos tan flagrantes como Sudáfrica, Argentina o Uruguay, hay que actuar de una manera contundente y cerrarles las puertas hasta que avalen que sus cítricos vienen exentos de plagas. Asimismo, la UE debería dejarles muy claro las medidas que deben cumplir en materia fitosanitaria: por ejemplo, determinar el sistema de tratamiento en frío que han de asumir los cargamentos citrícolas de Sudáfrica y no que lo siga eligiendo el país de origen o la empresa importadora en cuestión como sucede ahora. Estamos jugando con fuego y ya va siendo hora de que los gobernantes europeos, que cobran de nuestros impuestos, demuestren que defienden nuestros intereses”.