El festejo se celebra el último miércoles del mes de agosto. Comienza sobre las 11.00 horas anunciado por una carcasa de fuegos artificiales, justo cuando finaliza una cucaña que consiste en alcanzar un jamón situado en lo alto de un palo enjabonado para impedir la gesta rápida y dar rienda suelta a la carcajada. Lo dicho: sencillez y universalidad. El lanzamiento de tomates concluye una hora después del inicio. La Tomatina tiene lugar entre las calles San Luis y la Avenida Diputación de Buñol. El itinerario de la batalla lo recorren varios camiones cargados con toneladas de tomates que los voluntarios reparten.
Nadie podría haberse imaginado nunca el enorme éxito que ha cosechado este festejo si nos remontamos a su origen. Corría el verano de 1945. Un grupo de jóvenes disfruta del desfile de gigantes y cabezudos que formaba parte de los actos de la fiesta que se celebraba en honor a San Luis Beltrán. Los jóvenes deciden hacerse un hueco dentro de la comitiva a las bravas, lo que desembocó en que uno de los participantes cayera al suelo. El participante, enojado, arremete contra todo lo que encontraba a su paso. El hecho acabó en una pelea multitudinaria con el tomate como protagonista. Las fuerzas del orden disolvieron la batalla.
Desde entonces, año a año crece el entusiasmo por La Tomatina y el número de participantes. En 2015, el año de su setenta aniversario, participaron más de 22.000 personas de 96 nacionalidades diferentes. Nada mal para un pueblo que no llega a los 10.000 habitantes. El éxito cosechado por la batalla de fruta más popular del mundo ha llevado a que La Tomatina de Buñol fuera declarada en 2002 Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Fecha de Publicación: 31/08/2016