Sabíamos que en unas cuantas especies animales los individuos viven más y con mejor salud si se les reduce la ingesta de alimentos. ¿Se aplica esto a los seres humanos? Es una pregunta para la que no acabamos de tener respuesta, pero una investigación publicada el año pasado en la revista Cell Metabolism aporta algunas claves del mecanismo que permitiría que la llamada restricción calórica pudiera alargar nuestra vida.