El mundo actual está inundado de pantallas de todo tipo, con tamaños y calidades diversas, que nos informan, entretienen, distraen o anuncian los contenidos más variados. La mitad de las personas que caminan por la calle, y casi la totalidad de las que viajan en metro o autobús, van pendientes de su móvil como si nada existiese fuera de ese vínculo con su pequeña realidad personal.