Fiesta declarada de Interés Turístico Nacional (Medalla de oro de la ciudad de Valencia)
La Semana Santa de Valencia es Marinera porque nació junto al mediterraneo, de la fe de los hombres y mujeres que vivían de la pesca, y continúa celebrándose al amparo de la mar.
La celebración religiosa de los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo ha generado en el pueblo cristiano modos, costumbres, ritos y tradiciones plurales que siempre se han teñido de la idiosincrasia de dicho pueblo. Esto ocurre patentemente en la forma como los poblados marineros de Valencia conmemoran los últimos momentos de la vida pública de Jesucristo, donde los antecedentes marineros se manifiestan desde los mismos carteles anunciadores.
Así pues, la Semana Santa de Valencia es Marinera porque nació junto al mar y quienes la iniciaron, fortalecieron y mantuvieron a través de las distintas épocas, sorteando toda clase de dificultades, fueron personas relacionadas con el mar.
Hubo una época en que los componentes de las Cofradías, Corporaciones y Hermandades ensayaban el paso.
“El redoble con la izquierda”, se insistía constantemente a los más pequeños.
En las corporaciones armadas, los más mayores, también repetían y repetían un cruce que les gustaba realizar al doblar una esquina, con el fin de evitar tropiezos con las espadas o golpearse las piernas con las lanzas, en aquellos tiempos en que los barbudos longinos todavía las llevaban.
Años más tarde, cuando había caído en desuso la costumbre del ensayo, la Hermandad del Stsmo. Cristo de los Afligidos quiso recuperar el recuerdo de aquella singularidad, integrando en su programa la “Processó de les Canyes”.
Faltan muy pocos días para que se inicien las procesiones. Se retiran los uniformes de las tintorerías. Capirotes de cartón, báculos... todo el Marítimo se prepara para su gran fiesta. Cuando el conjunto de viviendas estaba formado básicamente por casitas de planta baja y piso, los vecinos encalaban las fachadas y doraban los aldabones y pomos de las puertas. Los balcones lucían los mejores cubrecamas de la familia, fuertemente almidonadas sus puntillas.
En el mercado del Cabanyal, un puesto vende palmas para participar en la procesión la mañana del Domingo de Ramos.
Dándole la mano a la primavera, todos los años llega al Marítimo, la Semana Santa Marinera y, con ella, tradiciones y rituales que beben en las fuentes de la historia, como la recogida de los personajes bíblicos en sus casas.
Samaritanas, Dolorosas, Salomés... Niñas o mayores... Todas ellas esperan nerviosas en la puerta de la casa hasta donde se acerca el colectivo. Un grupo de cofrades se colocan frente a la puerta formando un pasillo de gala. A continuación, una pareja de cofrades se acerca lentamente frente al personaje. Tras hacerle tres reverencias, le invitan a integrarse en la formación.
Hubo un tiempo en que este ceremonial revestía mayor solemnidad. El interior de las casas donde esperaban los personajes bíblicos, se decoraba con doseles y con abundancia de plantas.
Una hermosa tradición que no debe perderse, como ya sucedió con la recogida del capitán de las corporaciones armadas o de los estandartes.
Tanto en el ritual de recogida de los personajes bíblicos y de los estandartes, como en la entrada y salida de las imágenes del templo, la banda de música debía interpretar unos toques específicos en cada caso.
Las órdenes las transmitía el capitán de la cofradía a través del tambor de órdenes, vestido con el mismo uniforme de la cofradía, que no se separaba de su lado.
“En la Villanueva del Grao existe desde 1792 una hermandad titulada Concordia de Jesús Nazareno... la cofradía se divide en dos compañías. La una vestidos a la romana con su gefe y bandera con el lema S.P.Q.R.... los sayones nombre que dan a la primera comparsa...” Basilio S.Castellanos.1847.
Hasta principios del siglo XX iban vestidos de soldados romanos. Desde entonces, todavía no se sabe a ciencia cierta a qué puede deberse, procesionan ataviados con uniformes que pueden recordar los de los soldados de las cruzadas, con las inclusiones propias que nuestros antepasados querían añadirles, como mantones de manila en lugar de cinturones y unos pañuelos de hierbas para protegerse de los rigores del casco metálico.
Los sayones constituyen una característica de la Semana Santa Marinera de Valencia. Una herencia del pasado que la singulariza, un tesoro que siempre debe formar parte en las procesiones.
Al poco llegarían los elegantes granaderos que junto con los longinos y pretorianos forman el grupo de las corporaciones armadas.
Las corporaciones armadas siempre han gozado de gran popularidad en la Semana Santa Marinera de Valencia. No es de extrañar pues que se hicieran las gestiones pertinentes que permitieron que, en las procesiones del año 1966, los uniformes que fueron confeccionados para la película “La caída del Imperio Romano”, de Anthony Man, ocuparon las calles del Marítimo, ataviando a marineros, pescadores, estibadores, vendedoras de pescado, empleados de aduanas... Cuadrigas arrastradas por enormes y cachazudos percherones... Los trajes que vistieron, entre muchos otros, a Sofia Loren o a Stephen Boyd, formaron parte de los actos de la Semana Santa Marinera de Valencia, confundiéndose con el entorno.
Muchas y variadas son las tradiciones, muchas de las cuales subrayan la intimidad que envuelve las celebraciones, como es el caso de la costumbre de albergar las imágenes en las casas particulares, propiedad de fieles a quienes les ha correspondido, favorecidos por sorteo.
Allí esperan las visitas de cuantos quieren acercarse hasta ellas para orar, pedir o, simplemente hacerles – tal vez buscando – compañía.
Es costumbre que, tras la procesión de la Visita a los Monumentos, durante la noche se sucedan las visitas a las imágenes.
El Viernes Santo el calificativo de Marinera adquiere todo su esplendor. Es lógico pues que en el programa de actos se tenga un recuerdo para quienes fallecieron en el mar. Una corona, una oración, un recuerdo...
Temprano por la mañana se cumple una tradición cada vez más arraigada en el programa de actos, el encuentro de los Cristos del Salvador y del Salvador y del Amparo, momento que cada vez reúne a más fieles. Tras el Encuentro, ambas imágenes, en horario distinto, se desplazarán hasta la orilla de la playa donde se pronunciará una oración por cuantos han fallecido en el mar. La Hermandad del Cristo de Medinaceli rendirá el mismo homenaje, el Domingo de Resurrección, en aguas del puerto.
Las imágenes de los Cristos son portadas sobre el pecho de sus fieles, estampa que dió lugar a un famoso artículo de Martín Dominguez, titulado “Las mejores andas del mundo”.
Seguidamente las calles se llenarán de la representación de las diferentes estaciones del Via Crucis, entre las cuales goza de mayor audiencia las del Encuentro de la Madre con su Hijo y la del Encuentro de Jesucristo con la Verónica.
Al anochecer, tendrá lugar la Procesión del Santo Entierro, momento cumbre de las celebraciones de la Semana Santa Marinera de Valencia. Antes se celebraba una procesión en cada parroquia. Desde el año 1930 se organiza conjuntamente.
En la Plaza de Vallivana, inmediata a la de los Ángeles, se congregan imágenes, hermandades, personajes bíblicos, clavariesas, músicos, mezclados con el público y los familiares que hasta allí se acercan para retocar el traje u ofrecer el último bocado reparador...
Lentamente se va componiendo la procesión, catequesis plástica, ordenada, íntima, emotiva, constituyendo el acto colectivo más importante de la Semana Santa Marinera de Valencia.
Cuando en la medianoche del Sábado, llega la Resurrección, una explosión de alegría mediterránea se apodera de todo el Marítimo. Por doquier se expulsa lo viejo para dejar paso a lo nuevo. Desde los balcones se lanzan a la calle platos, cazuelas o, simplemente, agua. Hay que protegerse. Las tracas llenan de ruido y aroma a pólvora las calles. En las casas donde están las imágenes, los colores oscuros se cambian por el blanco. La tristeza desaparece, el Marítimo se impregna de la alegría de la Resurrección.
A principios del siglo XX desapareció un acto titulado “La fugida dels Sayons” magníficamente descrito por Teodoro Llorente.
Ya en la mañana del Domingo de Resurrección Jesucristo se encontrará con su Santa Madre. Es un momento de intensa emoción. Representado por personajes bíblicos o expresado mediante zarandeos de las andas, el acto condensa la alegría de la Resurrección. El sencillo acto queda rubricado por el ruido de tracas, la suelta de palomas y el lanzamiento de flores, convirtiendo el conjunto en un acto de gran emotividad y belleza.
A continuación tiene lugar el Comulgar de Impedidos. Se llamó la Procesión de las Luces, aludiendo a los cirios que los marineros portaban para acompañar al Santísimo Sacramento hasta las casas donde vivían enfermos o impedidos que no podían desplazarse hasta la parroquia para recibir la Sagrada Forma. Es hermoso que la Semana Santa Marinera se acuerde de los que, por invalidez o enfermedad, no han podido acudir a las procesiones.
El colofón de las celebraciones lo constituye el Desfile de Resurrección. Se celebró por vez primera en el año 1928. Todas las cofradías, corporaciones y hermandades recorren el itinerario del Santo Entierro, pero esta vez para anunciar que Jesucristo ha resucitado, mediante una explosión de color y alegría. El rostro descubierto, el negro de los atuendos se ha cambiado por el blanco y los personajes bíblicos lanzan al público flores.
La fiesta se acaba. Habrá que esperar un año. La Hermandad del Santo Sepulcro, en la plaza de la Cruz, lleva a cabo el acto conocido como el “Caragol”. Toda la Hermandad se repliega en torno a un eje central, antes el monolito de la Cruz y actualmente su propio estandarte, para volverse a desplegar como queriendo rubricar que comienza todo un año de preparativos para organizar, como se viene haciendo desde años inmemoriales en el Marítimo, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
La Semana Santa ha terminado. Las imágenes regresan a la iglesia. Hasta allí la acompañarán miembros de las hermandades, fieles y público. Las casas que las albergaron han quedado vacías, sintiendo la ausencia de la imagen.
Las calles también han quedado vacías.
Años atrás, los niños continuaban reviviendo en sus juegos infantiles una tradición que ilumina el Marítimo cuando se abre la primavera: La Semana Santa Marinera de Valencia.
Junta Mayor de la Semana Santa Marinera de Valencia Teléfono: (+34) 963 240 745 Calle Rosario, 3 46011 Valencia (España) www.semanasantamarinera.org