Por una parte, el pequeño y mediano comercio típico de los cascos antiguos, es aquel que debemos mantener por encima de todo, donde podemos comprar aquellos productos singulares o encargar servicios especializados de difícil localización. Solo aquí podremos encontrarnos con el comerciante, que además es amigo y tratarnos con familiaridad, aconsejándonos siempre lo mejor respecto al producto que más nos interesa y se adecua más a nuestras demanda.
Y por si esto no fuera suficiente, siempre tendremos un servicio post-venta a nuestro servicio, con los mejores profesionales conocedores de nuestros gustos y preferencias. Además, en muchas ocasiones el comerciante también es vecino del casco antiguo, pues vive en las plantas superiores de la propia tienda o en las inmediaciones, por que le interesa que el barrio luzca atractivo, accesible y bonito. Y como colofon de todo esto, no podemos olvidar los mercados tradicionales, con sus productos frescos y de proximidad de nuestras huertas.