Nueva añada, mismo encanto, Malabrigo, un vino único y especial
Procedente de una de las parcelas más especiales de Bodegas Cepa 21, el proyecto más personal e innovador de José Moro en la Ribera del Duero, Malabrigo es un vino para disfrutar y saborear despacio, como los mejores momentos de la vida
La nueva añada de esta referencia sublime destaca por su complejidad, calidez, equilibrio y elegancia
Hay momentos que nos gustaría que duraran para siempre. Cuando estamos a gusto en compañía de amigos, familia o esa persona que nos vuelve locos; cuando llegamos a casa después de una dura jornada y disfrutamos del silencio en solitario y en absoluto relax; cuando escuchamos nuestra canción favorita o cuando salimos a la terraza con la llegada del buen tiempo a disfrutar del aire libre y el sol. Si en esos instantes cerraras los ojos e imaginaras una copa de vino en tu mano, ese vino sería Malabrigo; un tinto perfecto y balanceado, sabroso, cálido y elegante que lleva la impronta de su creador y que ha sido elogiado en los certámenes y en las guías especializadas más prestigiosas, pero, sobre todo, que consigue tocar el alma de quien lo prueba. Un vino para celebrar la vida.
Malabrigo es una de las referencias más señeras de Bodegas Cepa 21, la rompedora bodega de Ribera del Duero que lidera José Moro y donde ha querido desarrollar todo su conocimiento, su amor por el terroir vallisoletano y su compromiso con la máxima calidad, pero también su lado más innovador. Todos sus vinos desprenden alma: «El vino es el gran catalizador de las relaciones humanas», asegura, «y con Malabrigo queremos llegar al corazón de las personas, despertar emociones y que cada brindis sea un momento único e irrepetible».
No en vano, Malabrigo procede de una de las parcelas más singulares de la bodega, de la que toma su nombre y su excepcional complejidad, ya que se caracteriza por un suelo arenoso-arcilloso y por las duras condiciones climatológicas del entorno, con grandes oscilaciones térmicas entre el día y la noche. La añada 2021, además, ha favorecido la calidad de la uva con una climatología marcada por lluvias abundantes lluvias, sobre todo en primavera, y unas temperaturas moderadas que han hecho que el ciclo vegetativo se desarrollara tranquilamente dando lugar a un fruto muy equilibrado.
Malabrigo 2021 ha realizado su fermentación alcohólica en depósitos de acero inoxidable durante 26 días a temperatura controlada. Posteriormente, tuvo lugar la fermentación maloláctica durante 30 días en barrica de roble francés, al igual que la crianza, también en barrica de roble francés. Visualmente presenta un color rojo picota, brillante, intenso y de capa alta, y una lágrima elegante. En nariz es muy complejo, expresivo y cálido, con matices propios de la Tempranillo –destaca la madurez de la fruta negra– pero también con la sutil presencia de los torrefactos y balsámicos de la madera. En boca se extiende con un sabor largo, sedoso, seductor y goloso, donde el tanino suave se une armoniosamente a las notas frutales y a los matices del roble, ofreciendo una experiencia cautivadora.
Añada tras añada –la primera fue la 2009–, Malabrigo presenta todas las cualidades para convertirse en leyenda: calidad, presencia y la personalidad de su autor, José Moro, que está 100% entregado a Cepa 21, un proyecto vitivinícola innovador que le ilusiona de forma especial desde que lo concibió. Malabrigo es sin duda una de sus grandes creaciones en esta nueva etapa y un fiel reflejo de ese mantra que resuena en su mente: «Hay que dejar huella para alcanzar la cima».
Teléfono: (+34) 983 484 083 Carretera N-122, 297 47318 Castrillo de Duero (Valladolid) España
SOBRE CEPA 21
Situada en el pueblo de Castrillo de Duero, en Valladolid, Cepa 21 tiene como objetivo elaborar vinos de altísima calidad y cuidar al detalle todos los elementos que intervienen en la vinificación: desde la selección del terruño y la uva hasta un control pormenorizado de los procesos en viñedo y en bodega. El edificio, elegante y sobrio, está perfectamente integrado con el paisaje y equipado con la más moderna tecnología. Por su situación geográfica, domina un paisaje de cincuenta hectáreas de viñedo propio plantadas con cepas centenarias de la variedad Tinto Fino, una de las más puras del clon tempranillo. Suelos propios de Ribera del Duero, altitudes y pendientes y una filosofía de trabajo que no utiliza ningún tipo de producto residual en la plantación dan como resultado vinos con toda la tipicidad de Ribera, eso sí, pasada por el crisol de la revolución vitivinícola de los últimos años.