A los españoles, tras el trabajo o los fines de semana, nos gusta desconectar, y disfrutar intensamente de nuestro tiempo libre que se convierte, sin duda, en uno de nuestros bienes más preciados
Hay quien considera que lo más apreciado en nuestra sociedad es el dinero, pero bajo mi punto de vista, lo más deseado y más valorado es el tiempo. La nuestra se ha convertido en una sociedad que vive deprisa, sentimos que tenemos poco tiempo y a menudo tenemos la sensación de malgastarlo. La vida acelerada de las grandes ciudades, los largos desplazamientos hasta el trabajo, la conciliación familiar; pero también el deseo de vivir intensamente y el acceso a mucha oferta de actividades que nos satisfacen, son los protagonistas del día a día en la adultez media.
Y en este contexto, si algo tenemos claro los españoles es que, tras el trabajo o los fines de semana, nos gusta desconectar, y disfrutar intensamente de nuestro tiempo libre que se convierte, sin duda, en uno de nuestros bienes más preciados. Siempre ha sucedido que de pequeños, hemos disfrutado del tiempo libre al máximo, pero cada vez se alarga más esta circunstancia y el conocido “síndrome de Peter Pan” está presente en gran parte de nuestra sociedad adulta.
Desde tiempos remotos, los teatros, espectáculos o fiestas populares se han encargado de reunir a cientos de personas para compartir un rato de diversión, pero en la actualidad, ya no son esas celebraciones excepcionales, sino un elemento casi cotidiano más del que disfrutar. Y esto hace que exista mayor oferta y un mayor acceso, y por tanto que hoy por hoy estos planes se hayan vuelto mucho más selectos. En este viaje nos influyen herramientas muy positivas como las nuevas tecnologías, las redes sociales, el acceso universal al conocimiento, las grandes posibilidades de movilidad a precios reducidos, pero también algunas sombras como el stress, la dificultad de profundizar relaciones o el espejismo de vida perfecta mostrado por influencers y celebrities. Lo que está claro es que la importancia del lifestyle ha llegado a nuestras vidas y cada vez lo hace con más fuerza; nos gusta gustarnos y eso es positivo ya que nos empuja a ser nuestra mejor versión, ir bien vestidos, cada uno con sus gustos claro; hacer viajes de ensueño, visitar nuevos lugares, ir a los locales de moda de las ciudades… Sabiendo que podemos sonar superfluos podríamos decir que hemos entrado en una espiral de planes chic de la que cuesta salir, pero en realidad significa que queremos disfrutar de la vida y queremos hacerlo con el tiempo limitado que tenemos, y eso nos lleva a disfrutarlo con productos cada vez de más calidad, cada vez más premium. Y otra diferencia con respecto hasta hace unos años es que esta forma de vida se ha extendido y no queda solo al alcance de los bolsillos más selectos.
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